El año 2030 es la fecha señalada para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible marcados por Naciones Unidas, una visión de futuro transformadora, centrada en las personas y el planeta. La construcción se erige aquí como uno de los sectores protagonistas en esta transición, donde la transformación circular es cada vez más necesaria. Según el último informe de Global ABC “2022 Global Status Report for Buildings and Construction" la construcción representa alrededor del 37% de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía operativa y los procesos; consume alrededor del 50% de todas las materias primas y genera alrededor del 37% de los residuos (Circular Buildings and Infrastructure – European Circular Economy Stakeholder Platform).
Los impactos asociados a nuestra actividad están lejos de considerarse positivos, pero el tiempo apremia y es hora de pasar a la acción y cambiar el ritmo de nuestra actividad para orientarla hacia un escenario sostenible a largo plazo, compatible con la vida.
Con el objetivo de evolucionar el sector hacia el cumplimiento de los objetivos 2030, en los últimos años estamos viviendo un impulso considerable de la normativa en la UE. Ejemplos de ello son el Reglamento de la Taxonomía Europea de Inversiones Sostenibles, la obligatoriedad del Informe de Sostenibilidad (CSRD) o la presión para la reducción de emisiones en actores principales de la cadena de valor del sector, como el cemento, cuya fabricación representa el 8% de las emisiones globales de CO2 con 2,2 billones de toneladas al año, según la International Energy Agency
El panorama normativo está en constante evolución, hemos recogido algunas de las principales modificaciones que se han llevado a cabo a lo largo del año, así como los acuerdos que están dando forma al compromiso hacia el futuro de la construcción.
La revisión del Reglamento de Productos de Construcción se aprobó en mayo de 2023 y lo cierto es que desde entonces no se han tomado medidas muy significativas para el sector. Pese a reconocer la necesidad de reducir los impactos ambientales y climáticos asociados a los productos de construcción, muchas de las disposiciones recogidas son demasiado generales y no orientan correctamente sobre la implementación, los plazos y los objetivos. Es cierto que se incorporan criterios más rigurosos, ya que los fabricantes de materiales de construcción estarán obligados a proporcionar información detallada sobre el impacto medioambiental de sus productos a lo largo del ciclo de vida, por primera vez en la historia. Sin embargo, esa obligación solo se basa en el Potencial del Calentamiento Global (GWP) y pasa por alto otros impactos ambientales hasta 2028 y 2030, como el uso del agua y los recursos, el uso de la tierra, productos químicos, entre otros; por lo que hasta 2030 la construcción solo tendrá la obligación de divulgar información de aproximadamente la mitad del daño medioambiental del que es responsable. El diseño sostenible sigue siendo una posibilidad para la construcción, pero no una realidad.
Aquí entra en juego el llamado Pasaporte Digital de Producto, una herramienta fundamental para avanzar en la trazabilidad y transparencia de los productos de construcción, entre otros. La Propuesta del Reglamento de Ecodiseño para Productos Sostenibles se publicó en 2022 y este mismo mes de diciembre se ha llegado a un acuerdo previo en Bruselas para la definición de los nuevos requisitos de diseño ecológico, entre los que se encuentra el DPP. Sin embargo, todavía no existe una fecha clara sobre la entrada en vigor de los DPP, previendo que sea en 2026/2027 y con el objetivo para todos los productos puesto en 2030.
El nuevo Reglamento sobre diseño ecológico para productos sostenibles, irá más allá de la eficiencia energética y tendrá por objeto impulsar la circularidad, abarcando, entre otras cosas:
También prohibirá explícitamente la destrucción de stocks de productos no vendidos y obligará a las grandes empresas a revelar anualmente los productos que desechan.
La obligación de reporte de sostenibilidad para las empresas, publicado a finales de 2022, se ha ido actualizando y perfilando a lo largo del 2023. Es un proceso en constante avance que significará un paso definitivo en el cambio de paradigma social. Las empresas pasarán de hacer un ejercicio de reporte de “información no financiera” a “información de sostenibilidad” y lo harán con un enfoque de doble materialidad; es decir, dando a conocer tanto la información necesaria para comprender los resultados, riesgos y oportunidades económicas de la empresa, como los datos para comprender los impactos de la actividad de la compañía en su entorno social y ambiental. Estas son las fechas clave de la CSRD:
Además, otro de los hitos en la CSRD en 2023 ha sido la aprobación de los European Sustainability Reporting Standars o ESRS, 12 estándares sobre cuestiones generales, medio ambientales, sociales y de gobernanza que estructurarán estos informes:
La revisión de la EPBD es un elemento fundamental de la Renovation Wave (octubre de 2020), que mejora el marco actual con mayores ambiciones y necesidades más apremiantes en materia de acción climática y social.
La nueva EPDB se está tramitando actualmente en el Parlamento Europeo y es una clara apuesta por la rehabilitación, entendiéndola como una actividad prioritaria en todos los aspectos, tanto normativos como económicos. Las medidas propuestas incrementarán la tasa de renovación, poniendo el foco en aquellos edificios con peor rendimiento; modernizará y hará más resiliente el parque edificado y fomentará la mejora de la calidad del aire interior y digitalización de los sistemas energéticos de los edificios. El acuerdo establece un objetivo de eficiencia energética de la UE del 11,7% para 2030, superando el objetivo marcado anteriormente en “Fit for 55”. Los países de la UE deberán lograr nuevos ahorros cada año del 1,49% del consumo de energía final en promedio, de 2024 a 2030, frente al nivel actual del 0,8%.
Para lograr la descarbonización del sector, la EPBD exigirá también que, en todos los edificios nuevos, cuando sea técnicamente factible, el 100% del consumo de energía in situ esté cubierto con energía renovable, a partir de 2030, con una adopción más temprana a partir de 2027 para los edificios públicos. Los Estados miembro deberían planificar políticas y medidas con miras a eliminar completamente de aquí a 2040 el uso de combustibles fósiles en los edificios. Para abordar el uso de materiales de construcción sostenibles, la EPBD obligará el cálculo y la divulgación de información de las emisiones de carbono durante todo el ciclo de vida de un edificio para nuevas construcciones (carbono operativo y carbono embebido), de acuerdo con el marco Level(s).
En cuanto a las empresas, se fomentará también mayor eficiencia energética: todas las empresas, pymes incluidas, que superen los 85 TJ de consumo anual, que deberán implementar un plan de gestión energética. Por primera vez, también se crea un plan de informes para el rendimiento energético de grandes centros de datos, uno de los activos con mayor perspectiva de crecimiento para los próximos años.
El uso insostenible de los recursos naturales y, concretamente la degradación y contaminación de los suelos, es una de las principales causas de la crisis climática y de la pérdida de biodiversidad. El sector de la construcción como gran consumidor de recursos y energía, y generador de residuos, tiene un impacto muy significativo en los hábitats naturales y la biodiversidad. Si bien la construcción tiene un papel muy importante en el desarrollo, las consecuencias en el entorno pueden ser devastadoras por el uso incontrolado de recursos, la alteración del suelo y la generación de residuos.
La Comisión Europea adoptó en julio de 2023 una serie de medidas para contribuir a la resiliencia del suelo y garantizar el uso sostenible de los recursos naturales, mejorar los materiales de reproducción vegetal y forestal y reducir los residuos alimentarios y textiles.
La construcción tiene aquí una gran oportunidad para mitigar su impacto o incluso hacerlo positivo a través de un cambio de paradigma hacia la economía circular. Desacoplar el uso de recursos de la extracción de materias primas vírgenes puede ser un punto de inflexión en la degradación de los hábitats. Del mismo modo, la rehabilitación de edificios existentes en lugar de desarrollos en suelos que ocupa hoy la naturaleza es otro factor fundamental.
La normativa en sostenibilidad y construcción continúa en constante evolución. 2024 traerá muchas novedades e inquietudes, sobre todo por la entrada en vigor de la CSRD. No obstante, la transformación sostenible pasa por una transformación cultural. La educación y la conciencia pública, así como la colaboración entre organizaciones, administraciones públicas y comunidades son indispensables para avanzar en el camino hacia la reconexión de este sistema complejo.
Apostar por un enfoque sostenible no es solo una elección ética, sino también una necesidad. Están en juego los beneficios económicos, pero también nuestra supervivencia.
¿Quieres encaminarte hacia el impacto positivo y estar preparado para superar los desafíos de la normativa? ¡Hablemos!