La contaminación exterior, nuestra forma de vida y los materiales con los que se construyen algunos edificios modernos nos han conducido hacia un nuevo tipo de enfermedad: el Síndrome del Edificio Enfermo.
Una dolencia reconocida por la OMS (Organización Mundial de la Salud) desde los años 80 que cada vez afecta a una mayor parte de la población. Es difícil de detectar, ya que los síntomas no siempre se manifiestan de forma conjunta y pueden confundirse con otras patologías.
Se trata de una serie de síntomas que se manifiestan en algunas personas que viven o trabajan en edificios cuyas características impiden un ambiente saludable y libre de tóxicos. Algunas de las características que tienen en común estas construcciones son:
• Poca o ninguna ventilación
• Cambios bruscos de temperatura artificial (uso abusivo de aires acondicionados y calefacción)
• Acumulación de polvo
• Suelos de moqueta y alfombras
• Humedad
• Iluminación artificial
• Abuso de productos químicos para la limpieza y desinfección
• Construcciones con materiales sintéticos
El Síndrome del Edificio Enfermo es una dolencia cada vez más común, ya que pasamos gran parte de nuestra vida en espacios cerrados, ya no sólo por nuestro trabajo (que se desarrolla en gran parte dentro de oficinas) si no también durante nuestro tiempo de ocio (bares, cines, centros comerciales…).
La población con un riesgo más alto de padecer SEE son algunos de los colectivos más vulnerables como niños, ancianos, enfermos y personas con alguna alergia diagnosticada. Algunos de los síntomas más comunes son:
Lo más recomendable sería alejarse de este tipo de construcciones, pero si se trata de tu lugar de trabajo o de tu vivienda habitual se pueden seguir una serie de directrices para mejorar la calidad de vida y evitar los síntomas del Síndrome del Edificio Enfermo:
Asimismo, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo elaboró hace algunos años una guía práctica para la detección de edificios enfermos y es que según la OMS, el 30% de las construcciones producen el SEE. Dos ejemplos cercanos de “edificios enfermos” son la Torre Agbar y la sede de Gas Natural, dos construcciones que se ubican en Barcelona y en los que hace más de una década se detectaron casos de lipoatrofia semicircular. Una alteración del tejido graso producida por el contacto con el mobiliario, las prendas muy ajustadas o incluso por la presencia de campos electromagnéticos debajo de las mesas de trabajo.
Tras la aparición de estas problemáticas, la Generalitat de Catalunya elaboró un protocolo de actuación por el que todas las empresas catalanas deben comunicar obligatoriamente a la inspección de trabajo los casos de lipoatrofia semicircular que, por cierto, es la única enfermedad causada por el SEE que está reconocida en España.