En los que conocemos como países desarrollados se calcula que entre un tercio y la mitad de los residuos sólidos provienen de la construcción y de la demolición de edificios y casas. Ello implica la pérdida de gran parte de minerales, metales y materiales orgánicos. Es en este sentido que construcción y economía circular deben ir de la mano para conseguir un mundo más sostenible y saludable.
La construcción tradicional, basada en el modelo de la economía lineal (producir, usar y tirar) consume gran cantidad de energía, recursos naturales ilimitados y genera una cantidad de residuos muy preocupante para el medio ambiente. Es por ello que es importante, y también urgente, que las constructoras empiecen a trabajar teniendo en cuenta los principios de la economía circular.
El modelo actual basado en el modelo lineal recursos – producto – residuos debe pasar a convertirse en uno circular de recursos – productos – nutrientes / ciclaje / reciclaje. Es decir, las obras se deben realizar teniendo en cuenta que todos los materiales posibles que forman el edificio pueden volver a la naturaleza en forma de nutriente.
Según estudios realizados por el Foro Económico Mundial, con la adopción de la economía circular por parte del sector de la construcción se puede lograr un cambio verdaderamente transformador. El citado estudio señala que mediante el aprovechamiento de la capacidad del sector de la construcción muchos países podrían reducir las tasas de emisión de forma muy considerable. El ahorro energético que se podría conseguir es de más del 30%.
Como hemos visto en otros artículos de este blog ya son varios los países que van a empezar a aplicar en breve medidas relacionadas con la economía circular en el ámbito de la construcción. Reino Unido, por ejemplo, se ha fijado para el año 2025 el objetivo de reducir un 50% el nivel actual de emisiones de gases de efecto invernadero en la construcción en general.