El modelo económico actual, basado en “tomar, hacer y desechar” se caracteriza por utilizar grandes cantidades de materias y energía baratas y de fácil acceso. Sin lugar a duda, ha sido fundamental para el desarrollo industrial. Sin embargo, la volatilidad de los precios y los riesgos de la cadena de suministro, ha llegado a plantear el peligro de esta economía lineal. Para muchos, ha llegado el momento de aprovechar las ventajas que ofrece la economía circular.
Este modelo económico quiere desvincularse del actual desarrollo económico donde prevalece el consumo de recursos finitos. La economía circular genera crecimiento, crear empleo y reducir los efectos medioambientales.
El modelo de economía global actual se caracteriza por fabricar productos, que se venden, se utilizan y se desechan como residuos. Este sistema basado en el consumo en lugar de en la reutilización de los recursos conduce a pérdidas en la cadena de valor. Por este motivo, trabajar hacia la eficiencia de los recursos y los procesos de producción y fabricación es parte de la solución.
Cada vez más el modelo lineal está más cuestionado. A continuación, varios factores nos dan luz a la necesidad de iniciar un cambio profundo del sistema operativo de nuestra economía.
La economía actual genera una gran cantidad de residuos. En Europa, sólo se reciclan el 5% de materias y de la recuperación de energía basada en residuos. Muchos sectores tienen considerables residuos estructurales como, por ejemplo, el coche. De media se pasa el 92% del tiempo aparcado. Otro sector es el alimentario; el 31% de los alimentos se desechan a lo largo de la cadena de valor.
El sistema lineal aumenta la exposición a los riesgos, debido a la volatilidad de los precios de los recursos. Este hecho puede lastrar el crecimiento económico por la incertidumbre, desalentando la inversión de las empresas.
Los depósitos naturales de recursos no son infinitos. Tampoco se encuentran en todos los países, llevando a la dependencia de las importaciones. La Unión Europea es un ejemplo de ello. Importa seis veces más materias y recursos naturales de los que exporta, suponiendo un riesgo para la seguridad del suministro.
Las consecuencias medioambientales negativas relacionadas con este modelo lineal es un desafío continuo hacia la creación de una riqueza a largo plazo. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo y la contaminación de los océanos está acelerando este proceso.
Actualmente las empresas están realizando un mayor esfuerzo para el cumplimento de las nuevas normativas medioambientales. El número de leyes sobre cambio climático ha tenido un incremento del 66%: mediciones de carbono en más de 20 ciudades o la aplicación de impuestos a los vertidos de residuos, son algunos ejemplos. En este entorno, las voces se alzan cada vez más en el camino hacia una nueva economía. El modelo circular de crecimiento se desvincula del consumo de los recursos finitos, ofreciendo sistemas económicos fuertes donde juegan un papel importante los factores tecnológicos y sociales.
La tecnología puede crear oportunidades para la sociedad. Internet permite la creación de enfoques empresariales de economía circular que antes parecían imposibles. Prima la colaboración y el intercambio de conocimiento, un mejor seguimiento de las materias y de una logística inversa.
La economía circular desarrolla modelos de transacción diferentes. Las personas acceden a servicios en lugar de poseer los productos que ofrecen, convirtiéndose así en usuarios.
Para el 2050 la población mundial aumentará en 2.500 millones de personas, de forma que el porcentaje de la población residente en ciudades sea del 66%. Con este aumento, los costes de muchos servicios compartidos y de los ciclos invertidos, como la recogida y el tratamiento de materias, se beneficiarán.
El inmovilismo de esta economía lineal está cada vez más fracturado. Surgen poderosas tendencias disruptivas que determinarán la economía en los próximos años.