“El momento de actuar es ahora”, recalcó el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en referencia al informe anual de ONU Cambio Climático presentado el pasado junio.
La urgencia para frenar el calentamiento global es real, si queremos salvar el planeta tenemos que cambiar la forma de producir que asocia el crecimiento económico al consumo indiscriminado de recursos.
La economía circular surge como alternativa al modelo lineal que viene aplicándose desde la primera Revolución industrial, cuando los recursos naturales parecían ilimitados. Ahora sabemos que es necesaria una transformación profunda en nuestro sistema de producción dirigida a reducir el uso de materias primas y combustibles fósiles, así como la generación de residuos.
Siguiendo el ejemplo de la naturaleza, en el modelo circular los residuos se convierten en recursos: el producto se diseña pensando en su futura deconstrucción y en cómo aprovechar cada una de sus partes para otros usos sin perder valor o utilizar grandes cantidades de energía en el proceso. Es decir, no vale reciclar de cualquier forma, este nuevo paradigma busca minimizar el impacto medioambiental de la actividad humana, pero quiere hacerlo de forma eficaz y rentable en el largo plazo.
El Plan de acción para una economía circular de la Comisión Europea señala al sector de la construcción como uno de los que más puede contribuir a acelerar la transición hacia la economía circular. Si miramos las cifras, entendemos por qué: en Europa, este sector produce un 35% de las emisiones de efecto invernadero y consume un tercio del agua; además, los residuos de construcción y demolición (RCD) representan el 30% de todos los generados en la UE.
La construcción circular da prioridad al bienestar de las personas y al cuidado del medioambiente, y aporta beneficios a gran escala medibles desde el principio. Aunque pueda parecerlo, elegir esta opción sobre la construcción tradicional no tiene por qué aumentar el coste ni los plazos de ejecución, siempre que se cuente con el saber hacer de constructores experimentados y se siga una metodología específica para el modelo circular.
La construcción circular será la construcción del futuro, pero el futuro queda lejos y el momento de actuar es ahora.
En España ya hemos empezado.