La arquitectura sostenible se está abriendo camino en el sector de la educación. Este es un hecho real que, a la larga, trae beneficios tanto para las administraciones como para las personas que conviven en estos edificios. El desarrollo del alumno es mayor cuando las escuelas son energéticamente eficientes y tienen una distribución flexible de sus aulas.
Llegados a este punto, ¿son los colegios espacios saludables? Parece ser que los padres están más preocupados por la experiencia del profesorado que por un entorno confortable para la enseñanza de sus hijos. Los datos demuestran que las personas pasamos el 90% de nuestro tiempo en espacios interiores. El caso de nuestros hijos no es diferente, ya que las escuelas representan su segunda casa después del hogar familiar.
Por este motivo, una escuela energéticamente eficiente desarrolla el aprendizaje de los alumnos y de las personas que trabajan en este espacio y, de manera indirecta, los padres.
El colegio Carmelitas-Sagrado Corazón Ikastetxea destaca como ejemplo de edificio comprometido con el ahorro de energía. La rehabilitación de sus instalaciones se ha realizado bajo los criterios Passivhaus. Este es el estándar internacional de eficiencia energética y arquitectura sostenible.
Las fugas de calor en todo el colegio era el principal problema del edificio. La aplicación de los criterios Passivhaus se dirigieron en la planta baja del pabellón central, en las aulas de Educación Infantil. El resultado de la evaluación ha sido positiva: satisfacción de los usuarios, nivel de confort en las aulas elevado y un ahorro estimado de energía de un 70%.
El problema se convirtió en una oportunidad de mejora, ya que se resolvió la falta de estanqueidad de los edificios. Además, se dotó al edificio de unas condiciones excelentes para el aprendizaje de los niños.
El éxito de la prueba piloto llevó a extender el proyecto de arquitectura sostenible a los demás edificios del colegio. En la proyección de los nuevos espacios se aplicó, además, el concepto de la flexibilidad en la distribución de los espacios. Los estudios en materia de pedagogía apuntan que la flexibilidad del espacio favorece el desarrollo de metodologías más avanzadas.
Las aulas de Educación Primaria, situadas en la primera planta, se diseñaron con el objetivo de poderse comunicar entre si. Se utilizaron tabiques móviles para poder unir dos, tres o hasta las seis aulas y transformar todo el espacio en una única estancia. Los espacios cambiantes favorecen la mejora de la atención de la diversidad y el aprendizaje de las competencias porque los alumnos amplían horizontes.
Gracias a la aplicación de los criterios Passivhaus, un centro como éste, de 14.000 metros cuadrados de superficie, puede llegar a ahorrar más del 70% de la energía que consume. En datos medioambientales, la reducción en emisiones de CO2 al cabo del año equivale a plantar 9.000 árboles.
No es muy habitual que los centros educativos se adhieran al diseño de sus aulas siguiendo los criterios del Passivhaus. Pero, los datos demuestran que estos edificios deberían ser los primeros donde aplicar estos criterios, tanto para la preservación del medio ambiente como para la salud y desarrollo de las personas que lo habitan.
Los niños son el futuro del Planeta. Por lo tanto, todo lo que se enseña y se muestra llega al resto de los ámbitos donde interactúan. Sin quererlo, son el efecto multiplicador que procurará un futuro más sostenible concienciado con la preservación del medio ambiente.